Horarios y vida espiritual del Santuario

A DIARIO: 

Rosario a las 19:00                                                                                

Vísperas al acabar la Santa Misa de la tarde (excepto sábados y domingos)

TODOS LOS VIERNES: HORA SANTA DE REPARACIÓN

El Santuario diocesano de los Sagrados Corazones es un lugar de Gracias, de adoración permanente al Corazón de Jesús y de reparación a los Sagrados Corazones de Jesús y María. Los primeros viernes de mes, la Hora Santa se dedica a las familias, y de modo particular cuando una familia lo solicita y se ha preparado, tiene lugar la Consagración al Sagrado Corazón de Jesús de la familia. El segundo viernes, se dedica a rezar por todas las personas consagradas de la Iglesia.

PRIMEROS SÁBADOS DE MES

El Santuario diocesano además de rendir adoración al Corazón de Jesús, predica con intensidad la devoción al Inmaculado Corazón de María. Se fomenta la espiritualidad de reparación al Corazón Inmaculado de María, siguiendo los mensajes de Sor Lucía tras las apariciones de la Virgen María en Fátima. 

Los meses de octubre a mayo, cada primer sábado de mes tras la Santa Misa de las 19:30 hrs, se reza el ROSARIO DE REPARACIÓN al Inmaculado Corazón de María.

Reparación Sabatina en honra del Corazón de María: Para fomentar más la devoción al Corazón de María, se agrega este piadoso Ejercicio, muy propio para los Primeros Sábados de mes, enriquecido con indulgencia plenaria.

ORACIÓN: ¡Oh Inmaculado Corazón de María, traspasado de dolor por las injurias con que los pecadores ultrajan vuestro santísimo Nombre y vuestras excelsas prerrogativas! Aquí tenéis postrado a vuestros pies, un indigno hijo vuestro, que, agobiado por el peso de sus propias culpas, viene arrepentido y lloroso, y con ánimo de resarcir las injurias que, a modo de penetrantes flechas dirigen contra Vos hombres insolentes y malvados. Deseo reparar con este acto de amor y rendimiento, que hago delante de vuestro amantísimo Corazón, todas las blasfemias que se lanzan contra vuestro augusto Nombre, todos los agravios que se infieren a vuestras excelsas prerrogativas y todas las ingratitudes con que los hombres corresponden a vuestro maternal amor e inagotable misericordia. Aceptad, oh Corazón Inmaculado esta pequeña demostración de mi filial cariño y justo reconocimiento, junto con el firme propósito que hago de seros fiel en adelante, de salir por vuestra honra cuando la vea ultrajada y de propagar vuestro culto y vuestras glorias. Concededme, oh Corazón amabilísimo, que viva y crezca incesantemente en vuestro santo amor, hasta verlo consumado en la gloria. Amén.